21 mar 2017

Ménica

Capítulo Cero.
   Llevaba tiempo intentando existir, sin éxito. Tiempo en el que contemporáneamente a sus también constantes fracasos en el ámbito de la natación completaba, irónicamente e ignorándolo, la decimo tercera cosa que empezaba y no acababa en esa semana, como siempre. Y el trece es el peor número. Pero claro, existir requiere un poco más de práctica... más que la natación, me refiero.

El personaje en cuestión debería llamarsé Mónica, su apariencia debería ser humana y su sexo, femenino. Pero nada de eso estaba teniendo lugar en el vasto o infinito mundo de la imaginación de su Creadora. Lo que sí estaba ocurriendo sin embargo era Ménica, una muguer de doscientos trece años, en una playa imposible de agua templada, tranquila y verde. Todo está muy nublado y de colores apagados. Por lo que sea Ménica vestía algo parecido a un body de lycra con estampado de jirafa (a La Creadora le gustaban las jirafas, intuímos). Le quedaba bien, por supuesto, pero no representa lo que debía representar. Ménica no puede escapar de allí por mucho que quiera. 

Los dos años que lleva en la playa verde le habían servido para:

1. Plantearse su vida desde una óptica un poco más ridícula y sin expectativas. Sin presiones de ningún tipo.
2. No comer. Lleva exactamente dos años sin comer y no le ha extrañado lo más mínimo por qué puede seguir poniéndose de pie.
3. Cazar de puta madre.


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