24 ago 2015

La colina de los cinco

   Llegada tal hora, además de que el sol empezaba a salir, casi toda la gente reunida para el evento gritaba y lloraba del horror o la melancolía. Otros se tiraban al suelo y reían a carcajadas incrédulos o locos. Había solo siete prismáticos que compartían como podían, sin respetar turnos ni espacios.

   Desde hace un par de semanas se sabía esta cosa, descubierta por un señor considerado loco o bruja por el 97% del pueblo. ¡Ese señor morirá mañana! Cinco personas a priori aleatorias aparecían caminando a una velocidad de 2km/h desde el punto A hasta el punto B, de 5:14 a 5:32 AM, coincidiendo con un árbol grande, tras el cual desaparecían sin dejar ningún tipo de rastro. Bajaban la colina en fila india, de la mano a lo mejor, o de las caderas: de las almas. Ese día y el día de ayer, y el de antes de ayer. Solo se veían desde tal angulación, desde tal distancia. Si te acercabas ya no les veías más, se desvanecían ante tus ojos como si fueran de arena o conjuntivitis. Si te alejabas tampoco les veías más. Si te desplazabas a los lados, adivina. Solo les veías desde ahí. Siete personas en estos catorce días intentaron correr colina abajo para reunirse con este grupo de cinco. La experiencia venía acompañada siempre de un dolor de cabeza fortísimo y un pitido inexplicable en el oído.

   Las cinco personas eran o no dependiendo de quienes las observaba. Eran cinco familiares muertos durante tu existencia, sonriendo, bajando la colina. Nadie estaba soñando, creemos: cinco personas de tu familia que habían fallecido, más o menos sobre la edad en la que murieron o cuando mejor los reconocías, sonriendo y agarrándose de la cadera del de delante, tuvieran relación entre ellas o no. Se sabía también que si quien observa es alguien que no conoce a cinco parientes muertos, pues el número se reducía. Veían a lo mejor a tres personas y ya está, no cinco. Si quien observaba era un niño y resulta que no ha experimentado la muerte, pues no veía a nadie.

   Mañana ya es hoy, y el señor ha muerto porque tenía que morir porque lo pone ahí arriba. Justo desde ese día ya nunca más ocurrió tal evento. Una anciana morirá pasado mañana de la pena por no poder volver a ver a su marido y a sus hermanas.