2 nov 2013

No.

Si te llamases Mónica y tuvieras 28 años y pasearas por Ninguna Plaza de la Ciudad Dos, de 14:33 a 14:33, con una jirafa de peluche en la mano llena de acuarela verde reseca, (y trabajases siendo maestra de infantil de guardería lejana) apellidándote Sandino, por casualidad, no podrías ser la protagonista de este relato porque la susodicha en cuestión ni siquiera se llama Mónica. Lo siento.