17 jul 2012

Las pastillas.

Reunión en casa de la loca.

- ¿Cómo se encuentra?
- No sé, lleva días sin hablar. Pensaba que iba a mejorar...
- Al igual ha mejorado y no lo sabemos.
- Callaos, ahí viene. Sonreíd.

Una persona sin alma entró en la habitación.

- Guapa, siéntate por ahí, por donde puedas.
- Pero si esta es mi casa. Encontraré sillas.

- Hemos venidos a animarte.
- Habla bien.
- ¡Fuera, fuera! ¡¡¡Ah!!! Amigos.
Y mi móvil. Dónde está.
- Lo tienes en la mano.
- Tranquilízate. ¿Quieres que salgamos a dar una vueltecita?
- Eso.
- ¡Al parquecito, guapa!
- Al parque no.
- ¡Fueras! Agfhd.
 

La Loca se desvaneció en el suelo después de marcar en su móvil un número. Revuelo general.

- Cogedla, ¡sostenedla! La cabeza.
- Ha sufrido otro ataque.
- ¡¡Pero ataque de qué!!
- ¡Que le sostengáis la cabeza!
- ¡Las pastillas!
- ¡Qué pastillas!
- Está enamorada -música extradiegética como de resolución y aparente calma entre los encalomados-.
- Las pastillas están en la cocina.
- ¿Qué?
- Eso. Está enamorada, no correspondida y se le han anulado los sentidos. Ahora no sabe hacer nada por su cuenta. Y esto, concretamente, es un ataque.
- ¿Ataque de pringadez? ¡¡Las pastillas!! Mi amiga.
- ¿Ataque de qué?
- El amor la ha dejado en este estado... ¡pero es nuestra amiga y debemos salvarla!
- ¡Está tonta!
- Es tonta -se levanta dejándola caer y su cabeza choca contra la mesa-. ¡Vamos al parque, sin ella!
- Las pastillas. Callaos.
- Hola.